Lansana Fofanah es agricultor y un trabajador sanitario comunitario bien preparado. Él y su esposa Jebbeh (de 29 años) tienen cinco hijos, dos de los cuales viven en casa con ellos. En un día normal de trabajo, Lansana sale de su casa muy temprano por la mañana y se pasa todo el día fuera. Vuelve por la noche para hacer el rezo en su congregación musulmana. Lansana generalmente se reserva un día o dos por semana para hacer su tarea de trabajador sanitario para la Comunidad.
Lansana ha sido formado sobre la prevención y alerta del virus del ébola para concienciar y sensibilizar a la gente de su comunidad. Él considera dicha formación como una herramienta para salvar las vidas de sus prójimos en la comunidad.
“Esta formación es muy buena y útil para poder salvar vidas en nuestras comunidades. Porque la prevención es la mejor solución para la enfermedad del ébola. También he aprendido sobre las causas, las señales y los síntomas cuando una persona está infectada. Siempre debemos remitir al paciente con ébola inmediatamente al PHU para evitar que otra persona en la comunidad se pueda contagiar.
Voy a reunir a mi gente de la comunidad para explicarles los peligros de esta enfermedad. Ya que el ébola no tiene un medicamento que lo cure, la única solución es la prevención por lo que debemos respetar todas las normas de prevención, tales como dejar de comer animales muertos, monos, babuinos y los murciélagos, e incluso frutas que hayan comido estos animales. De este modo podemos evitar que el Ébola entre en nuestras comunidades “.
Desde el inicio de la crisis, Save the Children ha realizado un seguimiento y análisis de la evolución de la misma en Guinea, Liberia y Sierra Leona, los tres países inicialmente afectados, y ha puesto en marcha una línea de respuesta orientada principalmente a la sensibilización de la población. El objetivo del trabajo allí es la prevención del contagio para evitar la propagación de la enfermedad.